El arsenal nuclear mundial está controlado por un grupo exclusivo de nueve países: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, China, Francia, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. A pesar de décadas de tratados, tensiones diplomáticas y llamados al desarme, estas naciones conservan sus armas nucleares como instrumentos de disuasión estratégica, influencia geopolítica y defensa nacional.
A pesar de que la cantidad de armas nucleares ha disminuido desde los picos registrados en la Guerra Fría, se calcula que todavía hay más de 12.000 de estos dispositivos a nivel global, y las probabilidades de desarme son inciertas debido al incremento de conflictos regionales y tensiones entre grandes potencias.
Desde Hiroshima hacia el control global del átomo
El desarrollo nuclear comenzó con Estados Unidos, que en 1945 se convirtió en la primera potencia atómica tras el éxito del Proyecto Manhattan. Su uso en Hiroshima y Nagasaki marcó no solo el final de la Segunda Guerra Mundial, sino también el inicio de la era nuclear.
La antigua Unión Soviética procedió poco después y realizó la prueba de su primera bomba en 1949. Este evento inició una carrera de armamentos que se prolongó durante varios decenios. Luego de eso, se unieron Reino Unido (1952), Francia (1960) y China (1964), formando un primer grupo de cinco naciones nucleares antes de la implementación del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en 1970.
Nuevas potencias fuera del tratado
India, Pakistán e Israel jamás adhirieron al TNP. India emergió como potencia nuclear en 1974, justificándolo por motivos de seguridad regional, particularmente debido a su rivalidad con China y Pakistán. Pakistán llevó a cabo pruebas nucleares en 1998, como una reacción directa a los ensayos realizados por India.
Israel ha seguido una política de ambigüedad respecto a su capacidad nuclear. A pesar de no haber confirmado públicamente tener armas atómicas, diversos estudios e investigaciones sugieren la presencia de un arsenal que podría contar con aproximadamente 90 ojivas nucleares. Su rechazo a suscribir el TNP se debe a razones estratégicas dentro de un escenario regional sumamente inestable.
Corea del Norte, en cambio, firmó el TNP al principio, pero se apartó en 2003. En 2006 llevó a cabo su primera prueba nuclear, estableciéndose como la novena nación con este tipo de armas. Su programa nuclear ha sido el foco de numerosas crisis diplomáticas.
Irán: el asunto más observado
Aunque Irán es uno de los países que ha suscrito el Tratado de No Proliferación Nuclear, y asegura que su programa atómico tiene exclusivamente fines civiles, ha enfrentado constante desconfianza a nivel internacional. Distintas entidades han identificado que los niveles de enriquecimiento de uranio exceden los límites autorizados, lo cual ha provocado inquietud sobre su posible capacidad para fabricar armamento.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) recientemente informó sobre el incumplimiento de compromisos de no proliferación, lo que provocó una acción militar por parte de Israel y Estados Unidos. En junio de 2025, ambos países atacaron diversas instalaciones nucleares en Irán. Este suceso agravó las tensiones en la región y reavivó la discusión sobre la posible proliferación nuclear en Medio Oriente.
Países que renunciaron a la bomba
No todas las naciones que iniciaron programas nucleares optaron por finalizarlos. Suecia, Suiza y Brasil, entre otros, avanzaron en tecnologías incipientes, pero dejaron de lado sus proyectos debido a factores políticos, económicos o diplomáticos. Sudáfrica es la única nación que construyó armamento nuclear y luego lo desarmó por propia iniciativa, en una situación de cambio político tras la conclusión del apartheid.
Tras la disolución de la Unión Soviética, tres repúblicas exsoviéticas —Ucrania, Bielorrusia y Kazajistán— heredaron armas nucleares, pero renunciaron a ellas mediante acuerdos multilaterales. En el caso de Ucrania, esa decisión ha sido objeto de críticas internas, especialmente tras la invasión rusa y la falta de garantías de seguridad efectivas.
La amenaza de una nueva serie de expansiones
Los especialistas señalan que el futuro del TNP está estrechamente ligado a lo que ocurra con el plan nuclear de Irán. Si Teherán logra desarrollar con éxito un arma, esto podría incentivar a otros estados de la zona, como Arabia Saudita, a intentar obtener sus propias capacidades nucleares. A pesar de ser técnicamente posible, conseguir armamento nuclear exige recursos significativos, acceso a materiales críticos y, en muchas situaciones, la habilidad para sortear rigurosos controles internacionales.
La eventualidad de que más naciones abandonen el TNP constituye un reto importante para la estabilidad mundial. Aunque los costos económicos y políticos de desarrollar capacidad nuclear son altos, la percepción de peligros externos podría tener mayor influencia en las decisiones relacionadas con la política de defensa.
América Latina: una excepción notable
A diferencia de otras partes del mundo, América Latina se distingue por su dedicación al desarme nuclear. No hay potencias nucleares en esta región y fue la primera área densamente habitada a nivel global en proclamarse libre de armas nucleares gracias al Tratado de Tlatelolco, en vigencia desde 1969.
Este caso demuestra que, a pesar de la influencia de las armas nucleares, es factible establecer acuerdos regionales en pro de detener su propagación. No obstante, el orden global aún depende de las decisiones de un pequeño número de naciones cuya perspectiva sobre seguridad y dominio sigue dando forma a la política global en el siglo XXI.
