Tomorrowland 2025: Una edición sin precedentes con diversidad y presencia española

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/5b/Tomorrowland_Mainstage_Nacht.jpg

La decimonovena edición de Tomorrowland ha sido, sin duda, una de las más memorables desde la fundación del festival en 2005. Lo que comenzó con un imprevisto dramático —el incendio que arrasó el escenario principal apenas dos días antes de la apertura— se transformó en una demostración de resiliencia, capacidad organizativa y pasión por la música electrónica. El evento, celebrado en el parque De Schorre, en Boom (Bélgica), volvió a reunir a cientos de miles de asistentes de todo el mundo, reafirmando su lugar como el festival más emblemático del género a nivel internacional.

A pesar de la demolición del enorme escenario principal Orbyz —una estructura de 45 metros de alto y 160 metros de longitud—, el equipo organizador logró levantar una versión alternativa en tiempo récord. El nuevo espacio, sencillo pero efectivo, permitió que la música iniciara puntualmente el viernes a las 16:00. Más allá de lo técnico, la emoción era evidente entre los asistentes y los DJs, quienes presentaron sus actuaciones frente a los restos visibles del desastre, que se han convertido ya en símbolo de resiliencia.

Un festejo internacional con esencia española

Tomorrowland nuevamente superó los números de asistencia reuniendo a 200.000 asistentes cada fin de semana y contando con más de 200 nacionalidades diferentes. Destacó de manera particular la comunidad española, que no solo se dejó sentir entre los espectadores, sino también en los escenarios. Con un número sin precedentes de artistas del país, la edición de 2025 ha sido la más representativa de España en la historia del festival.

Entre los nombres más destacados figuran Indira Paganotto, referencia del psytechno a nivel internacional, y B-JONES, pionera como primera DJ española en actuar en el escenario principal, quien regresó por cuarta vez. Junto a ellas, artistas como DJ Nano, Abel The Kid, Wade, Fonsi Nieto y Brian Cross aportaron diversidad de estilos y reforzaron el lugar de España como epicentro emergente de la electrónica global.

Abel The Kid, por otro lado, destacó la relevancia de Ibiza como un trampolín hacia el reconocimiento global y la perseverancia de los músicos nacionales como elementos esenciales del auge español en Tomorrowland. Para numerosos artistas, presentarse en esos escenarios significa mucho más que un simple show: es una ocasión para demostrar al mundo el desarrollo de una escena que requiere habilidad, dedicación y una conexión genuina con el espectador.

Mujeres al frente del cambio electrónico

Otro de los aspectos más celebrados este año ha sido la creciente visibilidad de las mujeres en la música electrónica. La programación alcanzó una participación femenina superior al 20 %, un avance significativo respecto a ediciones pasadas. Figuras como Charlotte de Witte, Sara Landry y Amelie Lens encabezaron algunos de los sets más esperados del festival, consolidándose como referentes internacionales.

La dirección artística del festival ha reconocido esta transformación como una prioridad, destacando la importancia de la representación y el impacto de tener referentes femeninos sobre los escenarios. La propia Charlotte de Witte abrió y cerró el escenario principal en una misma jornada, una hazaña histórica que reafirma el papel protagónico que hoy ocupan las mujeres en la escena electrónica.

Dreamville: una ciudad temporal con alma propia

Más allá de la música, Tomorrowland ofrece una vivencia inmersiva en la que cada aspecto se ha planeado con esmero para crear un mundo paralelo. Dentro de este marco, Dreamville, la zona de camping del festival, se ha transformado en un fenómeno propio. Con espacio para 38.000 personas semanalmente, su infraestructura abarca desde tiendas de comestibles y panaderías hasta gimnasios, salones de belleza y zonas de bienestar que ofrecen clases de yoga y boxeo.

Con una extensión similar a 148 campos de fútbol, más de 900 duchas, 1.000 baños y 19 tipos de hospedaje, Dreamville opera como una comunidad independiente. Desde tiendas clásicas hasta villas de lujo con piscina y atención las 24 horas, esta área refleja la diversidad de maneras en que los visitantes disfrutan del festival, a menudo tras meses, e inclusive años, de preparación.

Homenajes, obras clásicas y tecnología avanzada

La programación de 2025 no solo apostó por los sonidos del presente y futuro de la electrónica, sino que también rindió homenaje a sus íconos. Uno de los momentos más emotivos fue la experiencia inmersiva dedicada a Avicii, donde los asistentes pudieron revivir sus míticos sets en Tomorrowland entre 2011 y 2015. Además, la música clásica volvió a tener su espacio con The Symphony of Unity, que ofreció dos interpretaciones en vivo en el escenario Freedom, confirmando que la emoción no tiene género ni época.

Con más de 850 artistas actuando en seis días y 15 escenarios activos —entre ellos Freedom, CORE, Elixir, The Rose Garden y House of Fortune—, Tomorrowland continúa demostrando por qué es una referencia global. La variedad musical, que abarca desde techno y house hasta progressive y hardstyle, responde a un cuidadoso proceso de selección que comienza más de un año antes del evento, guiado por criterios de diversidad, calidad y conexión emocional con la audiencia.

Hacia nuevos horizontes

La marca Tomorrowland sigue expandiéndose más allá de Bélgica. Actualmente, cuenta con versiones en los Alpes franceses y en Brasil, y se prevé una próxima edición a gran escala en Asia para el año siguiente. También se ha confirmado el regreso del festival a Estados Unidos con un espectáculo en The Sphere, en Las Vegas, reforzando su posición como marca global de entretenimiento.

A lo largo de dos décadas, Tomorrowland ha evolucionado hasta convertirse en mucho más que un festival: es una comunidad internacional que comparte valores, experiencias y una pasión común por la música electrónica. Este 2025, incluso frente a la adversidad, ha dejado claro que su esencia sigue intacta. La magia sigue viva, y cada detalle —desde un vaso reciclado hasta una nota de sinfonía— continúa contando la historia de un evento que no deja de reinventarse.

Por Camila Santos Hernandez